Actualmente las palabras “crisis económica” y “paro” forman parte de nuestro vocabulario cotidiano. La situación que atraviesa nuestro país no solo nos afecta económicamente, nuestra salud psicológica también se ve perjudicada. El clima que se respira día tras día en la jornada laboral hace que acudamos a trabajar tensos y ansiosos, la incertidumbre acerca de un posible despido es un factor de estrés para todos nosotros. Las noticias en los medios de comunicación no son nada halagüeñas, si a esto le sumamos los rumores sobre nuevos despedidos en la empresa hace que nos cueste conciliar el sueño por las noches. Nos encontramos irritables durante el día, disminuye el apetito y aparece el desánimo en nuestras vidas. Aumentan las preocupaciones acerca de qué pasará una vez que nos despidan y cómo vamos a pagar las deudas pendientes, afectando todo esto seriamente a nuestra estabilidad emocional. Estos son los síntomas predominantes de las personas que aún conservan el empleo, ¿pero qué pasa cuando finalmente perdemos nuestro puesto de trabajo? Son numerosas las emociones que aparecen tras la pérdida del trabajo: tristeza, ira, negación, miedo al futuro, etc. Tras el shock inicial tenemos que comunicárselo a la familia, lo debemos hacer de una manera tranquila y pausada, intentando dramatizar lo menos posible.
Es beneficioso tomarse unos días de descanso antes de iniciar la nueva búsqueda de trabajo, así renovaremos energía y tomaremos impulso de cara al futuro. Una vez finalizados esos días debemos plantearnos la tarea de buscar empleo como un trabajo en sí, con un horario donde enviaremos el curriculum a diferentes empresas que puedan resultarnos de interés. Aprovecharemos el tiempo disponible para actualizar el curriculum y realizar cursos que cumplimenten nuestra formación. Conviene ser paciente y no caer en el pesimismo, ya que encontrar un nuevo trabajo puede alargarse más tiempo del deseado, por lo que debemos ser flexibles.
Si comprobamos que los meses transcurren y no nos llaman para ninguna entrevista de trabajo debemos mantenernos activos, tener una rutina ordenará nuestro tiempo y hará que notemos menos la ausencia de empleo. Ahora tenemos tiempo para involucrarnos en la vida escolar y social de nuestros hijos, pasar tiempo con la familia hará que nos sintamos queridos y aceptados por los nuestros.
Es importante la actitud que tenemos a la hora de enfrentarnos a determinadas situaciones de la vida, ya que un buen planteamiento y aceptación del problema hará que nuestra salud emocional se vea menos perjudicada.
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